La Autoconfianza
Algo que sabía teóricamente pero que he entendido en la práctica en los últimos dos años es que uno crea lo que uno cree; es decir, lo que percibimos en el mundo material se basa en nuestras creencias. Ya sea porque tu mente va a mostrarte pruebas de lo que te repites a diario o porque la realidad es definida por quien la percibe, tus creencias serán la base sobre la cual te apoyas o el peso que terminará por derrumbarte.
Por eso, uno de los ejercicios en los que me he querido enfocar en este 2024 es trabajar la autoconfianza. Después de pasarme unos 30 años tratando de matar mi ego, es que me doy cuenta cuán importante es tener… un ego sano. La confianza en mí misma es esencial, no sólo para construir mis sueños sino para poder disfrutarlos, sabiéndome merecedora de ellos. Y como es un músculo que se fortalece con el tiempo y la práctica, aquí te comparto lo que he estado haciendo:
Cuido lo que me digo: lo que pienso es lo que digo y lo que digo es en lo que me convierto. Las creencias son la base de los pensamientos y de lo que nos decimos todos los días, en especial en las situaciones que son retadoras. Revisar tu diálogo interno es esencial para saber lo que crees de ti mism@ y de lo que estás haciendo en tu vida. Mi mejor herramienta de revisión es el journaling, pero no soy la más consistente. Sin embargo, un ejercicio que recomiendo es tomar una hoja y dividirla en dos, poniendo de un lado al menos cinco cosas que vienen a mi mente cuando me imagino el recorrido hacia una meta o me pregunto cómo me percibo a mí misma sobre un tema. Al lado de cada una, escribo una versión en positivo, a veces, contraria de lo que creo. Ya consciente de lo que creo respecto a mi misma y de lo que me estoy diciendo, cada vez que me veo en el discurso negativo, hago el cambio hacia lo positivo que escribí. Sustituye la autocrítica por afirmaciones positivas y verás cómo tu cerebro va reprogramándose, aunque al inicio suene raro.
Reconozco mis puntos fuertes y los más débiles: nadie es buen@ en todo y eso está bien. Si tod@s fuéramos buen@s en todo, tod@s cumpliéramos el mismo rol en la sociedad y nuestro fin comunitario no tendría sentido. Cada quien tiene sus habilidades y es así como nos complementamos. Así mismo, estar consciente de tus debilidades te ayudará a reconocer si requieres de ayuda y a pedirla. Este conocimiento te permitirá trabajar con lo que tienes en vez de en contra de lo que no tienes. No se imaginan la cantidad de tiempo que he perdido tratando de ser quién no soy o cultivando habilidades que no tengo ni disfruto, sólo para poder hacer todo sola. Fue al darme cuenta que en la vida siempre vamos apoyados por alguien, que no logramos nada solos, que fue más fácil hacer este ejercicio.
Reconozco mis logros y los desafíos que he superado: si sigues viv@, evidentemente eres sobreviviente. La vida está llena de desafíos, momentos desagradables, y así mismo, de éxitos y metas que has alcanzado. Reconocer esa capacidad que has tenido de superar desafíos y obstáculos, será lo que te hará entender que lo podrás lograr de nuevo. Si, al hacer esta revisión, te encuentras con momentos en los que también te equivocaste, te cuento que esta es otra oportunidad de aprendizaje. En lugar de castigarte por “equivocarte”, este es un momento de recordar que errar es de humanos (y, hasta nuevo aviso, tu eres un ser humano) y que, como dijo Nelson Mandela, "Yo nunca pierdo. O gano o aprendo”; por lo que mejor, analiza lo que puedes aprender de cada una de esas experiencias y aplícalo a tu vida a partir de ahora.
Me visualizo siendo la persona capaz de lograrlo: este ha sido el paso más difícil pero el más determinante. Literal, cierro los ojos y me imagino con más autoconfianza. Al inicio, cuando se me ocurría una idea o me hacían una oferta, mi mente me decía “tú no puedes hacer eso” o “tu no tienes nada que aportar ahí”. Eso no sólo me mostró mis creencias limitantes, si no que me dolió darme cuenta lo poco que creía en mí misma. Hoy en día, cuando me tomo mi momento de reflexión (ya sea en las mañanas, en la noche antes de dormir o 5 minutos esperando al médico en el consultorio), me visualizo en mi versión más confiada, abordando desafíos con determinación y calma, con mi día transcurriendo con valentía, asertividad y certeza. Cuando ya la visualización se me hace natural, trato de conectar con la emoción que acompaña las acciones en las que me veo.
Espero que estas palabras te sirvan y, si algo te resuena, puedas aplicarlo a tu vida también. Si tienes otras prácticas que te funcionan, compártelas en los comentarios.
Abrazos, Patti
*La imagen es del artista @jaozolins.